Movido por el fernet y la buena onda, Martin ha ido probando y disfrutando varias ramas artísticas hasta engancharse a la guitarra y la escritura. Quizás como método de terapia, decidió exponer su interior mediante sus letras pasionales dignas de un cuentacuentos al que en algún momento le dolió mucho el corazón, pero siempre con un toque positivo cargado de su exceso de vitalidad. Actitud de frenesí amable, que invita a la reflexión.